Como muchos sabemos, Apple y Samsung se enfrentaron ante un tribunal en Estados Unidos en julio del 2012. El problema era doble: Apple denunció a Samsung por haber copiado su iPhone y su iPad, mientras que Samsung denunció a Apple por haber utilizado algunas de sus patentes sin consentimiento. Apple reclama unos 2.000 millones de euros y Samsung reclama un pago del 2,4% de cada aparato vendido que incorpore algún elemento de sus patentes, es decir, unos 500 millones de euros.
El veredicto acaba después de cerca de dos meses a causa de la complejidad del caso. Se ha considerado que la denuncia que hizo Samsung a Apple no es verdadera. En cambio, Samsung ha tenido que pagar 800 millones de euros ya que el jurado federal estadounidense piensa que esta ha copiado intencionadamente la tecnología de Apple en algunos modelos. Se considera que ha copiado incluso más de lo que se pensaba y que es un completo robo.
Esto contrasta con la decisión de un tribunal surcoreano, que condena a Samsung y a Apple a multas de 17500 y 28000 euros respectivamente por haber utilizado sin ningún consentimiento algunas de sus patentes de manera recíproca. También les ha obligado a dejar de vender algunos productos en el mercado.
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